domingo, 10 de agosto de 2008

El cine oficial esta muerto/ Magdiel Aspillaga

Realizador cubano dice que el cine oficial "está muerto''
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Magdiel Aspillaga, cineasta independiente cubano, cruzó la frontera a traves de Mexico y recientemente llegado a Miami.
Para el joven realizador Magdiel Aspillaga, las producciones independientes en Cuba están rescatando en imágenes el estado de ánimo de una generación a la que el cine institucional decidió darle la espalda hace mucho tiempo.
"El cine que auspicia y produce la institución [el Instituto Cubano de Cine, ICAIC] está muerto, definitivamente muerto'', afirmó Aspillaga en una entrevista con El Nuevo Herald. "No hay espacio en la industria gubernamental para quienes hacen documentales y películas con una conexión emocional, económica y política con la realidad cubana actual''.
Aspillaga, de 28 años, acaba de llegar a Miami procedente de Los Angeles, donde se radicó con su colega Asori Soto desde el pasado febrero. Ambos habían viajado desde La Habana a Ciudad México para presentar su proyecto fílmico Vedado y no lo pensaron dos veces: el 12 de febrero cruzaron la frontera mexicana y solicitaron refugio ante las autoridades estadounidenses.
"El exilio no es una condición que me agrade, pero no hay otra opción para la gente joven en Cuba'', explicó el cineasta, que reside ahora con unos familiares en Hialeah. "En el ICAIC se ha establecido una élite de ‘vacas sagradas' que hacen películas ajenas a la realidad social, y no hay cabida allí para otro tipo de producción alternativa que hable desde un sensibilidad diferente a la oficialmente establecida... Es un calco de lo que sucede en las altas esferas del gobierno''.
Graduado de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte (ISA), Aspillaga es autor de los documentales Sólo un día (2003) y Nocturno con bailadores (2007), y de los cortos de ficción El regreso de la mujer de Onán y Pareja, ambos del 2005.
La deserción de Aspillaga y Soto forma parte de la más reciente oleada de artistas y deportistas cubanos que han decidido escapar y probar suerte en Estados Unidos, escépticos ante el prolongado estancamiento político y económico que vive la isla. En marzo, el realizador Jeffrey Puente también aprovechó una estancia en México para cruzar la frontera y pedir refugio en Estados Unidos.
El pasado año, en colaboración con Soto, Aspillaga filmó Vedado, una película de 85 minutos que habla de la desilusión de la juventud cubana. El filme --aún en fase de postproducción-- fue la coartada para salir a México en busca de fondos para terminarlo.
"Vedado estaba condenada al ostracismo en Cuba'', afirmó. "La película es también la analogía de El Vedado, un barrio [de La Habana] que se quedó anclado en el tiempo, que pretendió ser algo y no llegó a ninguna parte''.
Viviendo ya en Los Angeles, Aspillaga y Soto decidieron inscribir el proyecto de Vedado en la sección de Cine Construye del XXIII Festival de Guadalajara, el pasado marzo. Un jurado decidió otorgarles un premio equivalente a $20,000 en servicios para poder costear su postproducción y realizar 500 copias iniciales con fines de distribución.
"Vedado lo realizamos con un presupuesto de 400 dólares y la colaboración de un grupo de actores amigos'', relató Aspillaga. "El protagonista es un joven que tiene una posición de bienestar en la Cuba de hoy y vive una profunda desilusión''.
El filme está actualmente en postproducción de sonido e imagen en Los Angeles y debe estar listo para comienzos del próximo año.
El cineasta insistió en que en Vedado evitó contar la historia desde "la perspectiva de la miseria''.
"Hay un cine institucional que también ha explotado la pobreza cubana para vendérsela a Europa, una pobreza de postal turística para que cierto público la consuma, sin cuestionarse otras razones de esa situación extendida en el país'', consideró.
En relación con el panorama de cine independiente que floreció en la isla desde mediados de los años 90, Aspillaga indicó que se produjo como "un movimiento aislado y sin conciencia de sí'', favorecido por "la democratización de la tecnología digital en manos de los jóvenes realizadores''.
"Pero creo que ha perdido fuerza como movimiento artístico con relación a los primeros años [a partir de 1997] y tampoco podemos pensarlo como un fenómeno de amplia repercusión social, porque en las muestras sólo se exhibe lo que decide un comité selectivo, los materiales sólo se proyectan en ‘un cine' de Ciudad de La Habana y nunca se programan en la televisión'', relató el cineasta.
Agregó que las muestras de cine joven auspiciadas por el ICAIC desde el 2000 son en realidad ‘‘filtros para ejercer el control y la censura sobre lo que se produce de manera independiente en el país''.
El cineasta dice sentirse a gusto en Miami, donde ha encontrado a compañeros de su generación ‘‘con inquietudes y proyectos artísticos de verdadero interés''.
"En Cuba, Miami se ha satanizado como una aldea cultural y un espacio político irrespirable'', señaló. "A mí, se me hace una interesantísima plaza de futuro''.




Asori Soto and Magdiel Aspillaga's Showreel

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